Por Servio Peña
Un cardinal de veinte dígitos, que se lee dieciocho trillones, cuatrocientos cuarenta y seis mil setecientos cuarenta y cuatro billones, setenta y tres mil novecientos nueve millones, quinientos cincuenta y un mil seiscientos quince, es el que dio como resultado la cantidad de granos de trigo que debía entregarle el príncipe heredero a su humilde maestro, Sissa, como agradecimiento por enseñarle a jugar ajedrez. ¿Cuántas sacas sería necesario llenar para complacer tan “inocente” petición, que consiste en colocar un grano en la primera casilla, dos en la segunda, y así, sucesivamente, doblando la cantidad, hasta la casilla sesenta y cuatro?
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