Por Servio Peña
Diferentes estudios demuestran que el interés por el ajedrez empieza a manifestarse, regularmente, cuando las personas se aproximan a cumplir los diez años de edad. Sin embargo, una de las más importantes bondades del ajedrez es, precisamente, que ofrece la oportunidad de practicarlo en cualquier etapa de la vida. Como en otras actividades humanas, el talento natural influye favorablemente, en gran medida, en el estudio y la formación del ajedrecista; pero la experiencia demuestra que, como en cualquier otra rama deportiva, el asiduo entrenamiento y la práctica constantes son partes principales e imprescindibles para la formación del jugador de ajedrez.
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